Contemporáneos y sucesores de Juan

Contemporáneos y sucesores de Juan

Libro del Apocalipsis

 

Un estudio expositivo por Lowell Brueckner

 

Introducción Contemporáneos y sucesores de Juan

 

Antes de adentrarnos en el texto de este libro, vamos a ver algunos trasfondos interesantes e importantes. Juan fue el único apóstol vivo cuando escribió su revelación, y vivió hasta una edad muy avanzada. ¡No era para sorprenderse del rumor circulante de que Juan viviría hasta que Cristo volviese! Este rumor resultó por la respuesta de Jesús a la pregunta de Pedro sobre el futuro de Juan: “Si quiero que él quede hasta que yo venga ¿qué a ti?” Juan mismo explicó, denunciando el rumor: “Jesús no le dijo que no moriría, sino: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué de ti? Sencillamente, le estaba diciendo que lo que pasara con Juan no tenía que ver con Pedro.
Juan escribió sus recuerdos de la vida de Cristo décadas después de los tres Evangelios sinópticos. No repitió mucho de sus historias, sino más bien, aportó información adicional, cosas que no escribieron Mateo, Marcos y Lucas. Él tenía en su posesión estos Evangelios que habían sido bien establecidos como las Escrituras inspiradas en aquel tiempo. Es muy obvio que Juan creía que estas obras eran precisas y correctas, y que no necesitaban su contribución.
Sin embargo, él, en su Evangelio, aporta algunos hechos y enseñanzas importantes de Cristo que ellos omitieron. Como algo de suma importancia, Juan comienza su libro hablando de antes del principio del tiempo, y declara la presencia del Verbo de Dios como Dios, unido al Padre desde el comienzo de los tiempos. En el capítulo 13 y en algunos más, Juan aporta lo que Jesús enseñó a sus discípulos más cercanos y, en el capítulo 17, redacta Su íntima oración con el Padre. Este apóstol es el que más brevemente escribe acerca del juicio y la crucifixión de Jesús, pero, por supuesto, nadie podría omitir esa parte tan vital al presentar Su vida.
El apóstol escribió el libro de Apocalipsis todavía más tarde, cerca del final del primer siglo, poniendo el toque final al canon completo de la Escritura. Fue exiliado por el cesar romano, Domiciano, a la isla de Patmos, confinada a un territorio de 50 km de circunferencia. No estaba prisionero; tenía libre acceso a toda la isla, que estaba escasamente poblada. Me pregunto si las visiones de Juan coincidían con el paisaje de Patmos: con las playas, el mar (13:1, entre muchas otras referencias), otras islas (6:14; 16:20), y montañas volcánicas (8:8). La isla había sido entregada a la idolatría, con templos a Diana, Apolos y Afrodita. Hay una inscripción, desde los siglos II y III, sobre una sacerdotisa de Diana.
Domiciano pertenecía a la familia de los Flavio, como también su hermano mayor Tito. Después de que Tito destruyera totalmente Jerusalén en el año 70 d.C., fue hecho cesar y reinó desde el año 79 al 81 d.C. Domiciano le siguió y fue un devoto creyente de la religión romana tradicional. Por eso, la fama de Juan, como el último apóstol de Cristo, especialmente, representaba una amenaza. Domiciano murió asesinado en el año 96 d.C., y Juan fue libertado con el resto de prisioneros ‘políticos’ por el senado romano. Él pasó el resto de su vida en Éfeso, hasta su muerte, durante el reinado de Trajano (53-117 d.C.).
Lo que es de suma importancia es que, ciertamente, Apocalipsis fue escrito después del año 70 d.C., cuando Jerusalén fue sitiada por Tito. Los judíos perdieron su patria y fueron esparcidos entre todas las naciones. Siendo Apocalipsis un libro profético, los eventos desastrosos descritos allí, tienen que ver con el futuro, y no con la destrucción histórica de Jerusalén. Juan no hubiera podido profetizar sobre un evento ya pasado, sino de los acontecimientos por cumplir.
Debido a que Apocalipsis fue escrito mucho más tarde que los demás libros del canon inspirado, encuentro muy interesantes los escritos de los contemporáneos de Juan y sus siguientes sucesores. Se relacionaban con las siete iglesias de Asia, a las que fue dirigido el libro. Ya no esperamos más Escrituras inspiradas e inerrantes desde la muerte del último apóstol. Así que, los escritores contemporáneos de los apóstoles y sus sucesores no fueron apóstoles ni tampoco inspirados; son llamados padres de la iglesia, que vivieron de primera o segunda mano la doctrina apostólica. Debido a su gran cercanía con los apóstoles, acudimos mucho a ellos para recibir una correcta interpretación sobre el Nuevo Testamento.
Algunos de ellos fueron llamados obispos, pero no confundamos esta posición con el término moderno, que significa la responsabilidad que tiene un obispo sobre un territorio que contiene varias iglesias. No fue así en la iglesia primitiva. Hay tres títulos, dados en el Nuevo Testamento, que se aplican al líder de una iglesia local: pastor, alguien que alimenta la grey de Dios; anciano, que dirige por su ejemplo; y obispo, que significa uno que vigila sobre la iglesia. Además, en Apocalipsis son llamados ángeles, traducido como mensajeros. El título puede aplicarse tanto a seres humanos como a seres celestiales. Estas fueron sus responsabilidades y, aparte de estos, no había oficiales o posiciones de autoridad sobre las iglesias locales. Por cierto, no encuentro ruinas de iglesias antes del siglo IV, a excepción de una “casa iglesia”, perteneciente al año 281 d.C. en Siria.
Las fechas que tienen que ver con la vida de los contemporáneos y sucesores de Juan, no son precisas; las presento aproximadamente, tal y como las encuentro en los comentarios. Cuando el apóstol Pablo termina su carta a los Filipenses, refiere a “éstas que combatieron juntamente conmigo en el evangelio, con Clemente también (Fil.4:3). Clemente de Roma fue un padre de la iglesia, es decir, un discípulo directo de los apóstoles. Viajaba con Pablo y fue un anciano de la iglesia en Roma (nombrado por Pablo), junto con otros discípulos, llamados Linus y Cletus. Sus escritos, desde el primer siglo, probablemente son los más tempranos, después de la Escritura inspirada por los apóstoles. Los contemporáneos incluyen también a Hermas, quien fue autor de El Pastor, cerca del año 100 d.C. Ignacio era el obispo de Antioquia (70-107 d.C.), cuando fue martirizado. Él escribió varias cartas a los efesios, romanos, otras iglesias y a Policarpo. Papías fue obispo de Hierápolis, cerca de Laodicea y Colosas, más o menos en el año 110 d.C. Policarpo fue un buen amigo de Juan, martirizado a los 86 años de edad, entre los años 148-169 d.C. Es casi seguro que él fue el ángel de la iglesia de Esmirna, y por eso uno de los siete, a quienes Cristo mandó a Juan escribir un mensaje personal y específico.
Los sucesores, conocidos por los contemporáneos ya mencionados, estaban involucrados en las iglesias de Asia Menor, y escriben mucho sobre el libro de Apocalipsis. Estos primeros líderes de la iglesia creían en un Milenio literal. Justino Mártir (139-161 d.C.) afirmó que el Apocalipsis había sido escrito por Juan, uno de los doce apóstoles de Cristo, y habló, según Apocalipsis, acerca del Milenio de los santos, de una resurrección y de un juicio general. Melito fue obispo de Sardis y sucesor de uno de los ángeles, en el capítulo 3. Sardis fue reprendida severamente por el Señor en el Apocalipsis, sin embargo, este obispo acierta la autenticidad del libro. Teófilo de Antioquía (180 d.C.), cita de Apocalipsis, como también Apolonio, que vivía en Asia Menor al terminar el siglo II.
Ireneo (130-202 d.C., aproximadamente) fue amigo íntimo de Policarpo y citó repetidas veces el Apocalipsis de Juan en su libro Contra herejías. Originalmente fue obispo de Esmirna, después de Lyon, en Francia, y luchó contra la doctrina de los gnósticos. Sobre el número 666 y el nombre del anticristo, dijo: “No nos atrevimos a hacer una teoría de confianza sobre el nombre del Anticristo. Si fuera necesario que su nombre fuese divulgado abiertamente hoy en día, ya hubiera sido proclamado por el que tuvo la visión apocalíptica, porque la vio no hace mucho tiempo, casi en nuestra generación, al terminar el fin del reinado de Domiciano”.
Muchos padres de la iglesia de los siglos II y III, hacían referencia al apóstol Juan y su revelación. Clemente de Alexandria (cerca del año 200 d.C.) menciona el regreso de Juan desde Patmos a Éfeso, donde murió. Otro que escribió acerca de Juan y Apocalipsis fue Origen (cerca del año 233 d.C.).
Comparto estos nombres con vosotros por si queréis investigar más acerca de sus escritos.


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